Arizona Baby
- Arizona Baby / Americana/Folk Rock/Country
Arizona Baby
Desde su debut en 2009, cuando pusieron la ciudad de Pucela en el mapa del rock más arraigado a los sonidos polvorientos de los setenta, los Arizona Baby no han hecho más que crecer y situarse como una de las propuestas más sólidas del folk-rock hecho en España.
Cinco años después de su doble LP Sonora, el trío acústico más singular del país presenta Salvation (2023), un disco en el que conscientemente retornan a las bases, vuelven a casa tras una década de implantar su formato básico, irrenunciable, de trío acústico, en inglés, al que han ido sacando chispas e innovando disco a disco.
Salvation es un refrescante manojo de canciones arizónicas. Tan espléndidas como clásicas. Y un álbum de viajes. Como el mejor cine americano es una auténtica road movie, donde los personajes escapan de la quema (Street of Babylon), huyendo hacia ninguna parte (Boldly goin’ nowhere o Ride on, con fondo de teclados) y el predicador (Vielba?) agotado de advertir del peligro (ahogo, cancelación, nueva inquisición, llámalo como quieras) se sube al Monte Sagrado de la música y nos contempla sereno.
Después de haber puesto patas arriba el panorama del rock nacional con su aventura junto a miembros de Los Coronas en ese maravilloso experimento llamado Corizonas, el trío formado por Javier Vielba, Rubén Marrón y Guillermo Aragón volvió en 2028 con "Sonora", un disco en el que la banda se atreve a influenciarse por géneros como el funk y el blues, siempre sin perder su toque de Americana.
Anteriormente publicaron 'Secret Fires' (Subterfuge, 2014), su disco más rompedor, pues a su indiscutible dominio de los temas en clave de folk adusto suman ahora nuevos registros, ampliando su paleta hacia el rock más eléctrico y ecléctico, que a lo largo de 2015 presentaron en multitud de salas y festivales por toda España agotando localidades en las lugares donde se presentaban.
Su anterior disco, con título trabalenguas, "The Truth, the whole truth and nothing but the truth", mereció el reconocimiento de finalista a Mejor Albúm de Rock en los Premios de la Música Independiente de 2013.
Capitaneados por la particular voz de Javier Vielba, y el dominio de la guitarra acústica de Rubén Marrón, con Guillermo Aragón repaldando el personal sonido del grup a la batería, Arizona Baby han marcado un antes y un después en la música española. Con su indeleble sello de marca: austeridad sonora y filosofía básica, inauguraron en España el neofolk acústico, la imagen barbuda (justo tras ellos aparecieron las barbas en el pop nacional) y dieron un revolcón al indie-rock patrio con su fulminante despegue (Grupo Revelación 2010)
Desde entonces no han parado. Varios premios mas, reconocimientos críticos y giras maratónicas. En España y fuera. Arizona Baby ha llevado su música a un montón de países: Grecia, USA, Reino Unido, Hungría, Alemania, México... Hasta a Albania. Eso sin contar su aventura conjunta con Los Coronas, primero como Dos Bandas y Un Destino y luego ya como grupo compacto, los espectaculares Corizonas
Su música podría ser la banda sonora de una road movie, peligrosa y precipitada, o la de una película de los hermanos Coen. Country polvoriento de las praderas del Medio Oeste, acústico pero salvaje e impetuoso. Su nombre es un guiño a la mítica Arizona Baby (Coen, 1987), pero también ellos son parte ya de la mitología indie-rock nacional.
Nadie podrá negarles la personalidad a este grupo de barbudos que lucían orgullosos las suyas mucho antes de empezaran a proliferar entre nuestros modernos y antes también de que todo el mundo empezara a utilizar la palabra ‘hipster’. Y es que cuando publicaron su álbum “Second to None” (Subterfuge, 2009) para convertirse al año siguiente en Grupo Revelación según toda la prensa especializada, sonaba a marcianada que un grupo surgido en la más profunda meseta castellana se destapara con tan genuina alquimia de música del Oeste.
En ellos se encontraba el Medicine Show, la genuina influencia de los Apalaches, los poblados polvorientos en verano y embarrados en invierno, con sus charlatanes y con sus barberías… con todo eso tan bien aprendido y tan bien ensamblado con la mística castellana sorprendieron a propios y a extraños. Pero la marcianada estaba bien asentada en una pericia instrumental, una habilidad compositiva y un conocimiento tan profundo del rock de base acústica de los setenta que no dejaba lugar a dudas sobre su calidad.
Después vendría el pelotazo aún más inesperado de “Dos Bandas y un Destino” (Subterfuge, 2010) que acabaría convertido en el fenómeno Corizonas y para entonces ya nadie dudaba que cualquier cosa que se trajeran entre manos Javier Vielba y Rubén Marrón garantizaba un alto nivel de calidad.