Siempre han existido las bandas de versiones y continúa habiéndolas, algunas realmente buenas. Grupos que, por ejemplo, reivindican las canciones de formaciones españolas que triunfaron en los ochenta y por las que siguen bebiendo los vientos los que eran jovencitos entonces.

Otra cosa, parecida pero no igual, son las bandas de tributo. Que tampoco son nada nuevo, porque desde hace mucho tocan aquí y allá formaciones integradas por sosías de The Beatles, bautizadas con nombres que además remiten al que usó el cuarteto de Liverpool. Como en el apartado anterior, las hay muy buenas. Que se copie al original no tiene por qué ser un desdoro.

Siendo todo lo anterior cierto, lo es también que de un tiempo a otra parte se ha ampliado el campo de juego en lo referente a las bandas de tributo. Antes se montaban para honrar a grandes estrellas del rock a nivel mundial –además de The Beatles, las han tenido y las tienen Queen o Led Zeppelin, por poner dos ejemplos- y ahora también homenajean a combos de aquí.

La diferencia con los grupos de versiones sería que el grupo no mezcla en el mismo set list temas de Loquillo, Alaska, La Frontera o El último de la fila. La banda de tributo dedica su repertorio completo a una formación en concreto.

Maldito Duende es un ejemplo de esto último. Es un tributo a Héroes del Silencio, el grupo formado a mediados de los ochenta en Zaragoza por el cantante y guitarrista Enrique Bunbury, el guitarrista Juan Valdivia, el bajista Joaquín Cardiel y el baterista Pedro Andreu.

Su historia, la de los Héroes, es casi del dominio público: entre 1987 y 1996 editaron cuatro discos de estudio y seis en directo. Se separaron pero se volvieron a juntar brevemente en 2007, vendieron en total seis millones de álbumes y Bunbury sigue conservando estatus de estrella internacional con una carrera en solitario muy variada estilísticamente.

Maldito Duende dice contar con el beneplácito y la simpatía de antiguos miembros de la banda que aman, la que consideran “la mejor de la historia del rock en español”. De manera que lo que se espera de ellos es que se acerquen con respeto y veneración a su legado.