Pese a su nombre, Judit Neddermann es española. De Vilasar del Mar, en concreto. Nació en 1991 y es un ejemplo de eclecticismo sonoro. Bebe de fuentes como el pop, el folk o el jazz, pero si se afina el oído, también se pueden apreciar en algunas canciones ecos brasileños. De hecho, su voz tiene un timbre que recuerda al de Marisa Monte. Todo eso, sin olvidar que es una artista vinculada a la música clásica.

Comenzó cantando en catalán y su primera referencia discográfica se remonta a 2014 y se llama “Tot el que he vist”, al que siguió en 2016 “Un segon”. Fueron dos álbumes integrados casi por completo por temas propios, aunque también recurrió a la ayuda de poetas como Daniel Vidal-Barraquer i Casals o a una versión de Mikel Laboa.

“Nua”, en 2018 y “Present”, en 2019, ambos editados por la independiente Satélite K, dieron paso en 2021 a su último disco hasta la fecha, “Aire” (de la discográfica Música Global), en el que sigue haciendo gala de su bonita y afinada voz y de unas composiciones que parten de una base intimista pero que se empapan de un sinfín de influencias, que pasa por su filtro particular para convertirlas en, por decirlo en dos palabras, canciones bonitas.

También ha tenido tiempo para establecer caminos paralelos y colaboraciones fructíferas: es la compositora de la música para la obra 'Canto jo i la muntanya balla', pieza teatral basada en la novela homónima. Durante diez años fue la cantante del proyecto The Gramophone Allstars, liderado por Genís Bou, con el que grabó cinco discos. También una larga y estrecha colaboración con la pianista Clara Peya, el proyecto conjunto con el Quartet Brossa "Viatge d'hivern" y su participación en Coetus.

Ha sido galardonada con un Premio Max, un Premi Butaca, dos premios Enderrock, el Premio Miquel Martí i Pol y un premio Descobertes.