Bebe
La cantante extremeña Bebe -bueno, nació en Valencia pero con un año se trasladó a Zafra- presentó en 2015 su último disco largo, 'Cambio de Piel', con el que volvió a sus orígenes tras cuatro años de silencio discográfico. Con posterioridad editó cuatro singles sueltos y parece seguir en su línea de alumbrar pocos álbumes, pero eso no impide que siga estando de moda. Y la canción que publicó en octubre de 2023, ‘Besos de Judas’, la muestran en plena forma y con la electrónica como telón de fondo.
Polifacética, iconoclasta y a menudo controvertida, ese carácter lo ha trasladado a menudo a sus canciones. Por ejemplo, en el citado ‘Cambio de piel’ volvió a contar en las labores de producción con Carlos Jean, que ya se encargó de esa cuestión en sus dos primeros discos, pero no quiso repetirse. Bebe se muestra creativa e íntima, sincera y sensual, como siempre es, pero a la vez enseña una nueva capa de su piel creativa. Al escuchar el disco con atención, se nota que la cantante se ha reinventado, que ha crecido artísticamente. Que sigue creciendo, para ser más exactos.
Lo cierto es que Bebe, a estas alturas de su carrera, arrastra la rémora de un ascenso fulgurante. En 2004 debutó con ‘Pafuera telarañas’, un compendio de pop, rap, electrónica y hasta algo de flamenco que la llevó a sonar en todas partes. Producido por Carlos Jean, su tema ‘Malo’, dos años después, se convirtió en un auténtico hit en Italia. Y todos los domingos se oía su ‘Que nadie me levante la voz’ al inicio de la serie ‘Aída’.
En 2024 conmemora el veinte aniversario de ‘Pafuera telarañas’, interpretando de nuevo el repertorio del disco en una irrepetible gira.
Poco dada a morderse la lengua, tuvo algún que otro encontronazo con la prensa y hasta llegó a plantearse la posibilidad de abandonar la música y centrarse en su faceta de actriz, que la ha llevado a trabajar con directores como José Luis Cuerda o Julio Medem, pero en 2009 regresó con ‘Y.’ (léase ypunto), que había levantado muchas expectativas porque lo que había hecho hasta entonces no sólo le dio fama y popularidad, sino también premios importantes como el Grammy Latino a la mejor nueva artista en 2005 o el Goya a la mejor canción en 2007 con ‘Tiempo pequeño’.
‘Y.’ se mantuvo tres semanas seguidas en el número uno en España. y la artista vio que corría el riesgo de que se repitiera la historia, así que decidió tomarse las cosas con más calma. En 2010 se convirtió en madre y eso hizo pensar a algunos que el siguiente disco tardaría en llegar, pero ‘Un pokito de rocanrol’ llegó en 2012 y, al contrario de lo que sucedió con los anteriores, no escaló demasiado en las listas.
Tocaba reflexionar y hacerlo con calma, fiel a su estilo. Se tomó tres años para el mencionado ‘Cambio de piel’, publicado a finales de 2015 por la multinacional Warner. El nombre es de por sí bastante significativo. Expresa su firme voluntad de retomar las riendas de su carrera, y con ella de su vida, volviendo a un sonido y una expresividad que le es familiar y con los que se siente cómoda porque es el de su propia marca, abiertamente sincera, casi desgarradoramente sincera.
Efectivamente en los surcos del disco encontramos a una Bebe autobiográfica que se expresa a través de canciones muy sentidas y muy profundas, a veces introspectiva y sosegada y otras positiva, optimista y feliz, pero siempre auténtica. La novedad más notable en el aspecto musical es la presencia prácticamente constante del piano, que lleva el peso de la mayor parte de los cortes.
Y desde entonces, de nuevo, el silencio. Roto con cuentagotas por esos sencillos publicados esporádicamente. Y también con sus galas, que nunca ha dejado pero que también se espacian porque Bebe necesita su sitio, porque sabe que las prisas, a estas alturas, no conducen a ningún sitio.