Francisco Javier Álvarez Beret (1996) ha saltado de youtube a los escenarios vendiendo tacos de entradas por centenares. El rapero sevillano se ha convertido en un ídolo en el sector de población menor de la veintena, incuso entre los que ni siquiera pueden  acceder a la salas a escucharle, y mayormente femenino, hasta el punto de que con tres discos ya se le considera un fenómeno (el penúltimo) de las músicas urbanas. En su caso tiene poco que ver con los patrones del hip hop al uso ya que sus acompañamientos suelen ser sinuosos y asombrosamente frágiles y acústicos: pianos, guitarras... aunque completamente inaudibles en sus conciertos donde sus letanías son coreadas con epifánico fervor religioso.

La cercanía y la confiabilidad parecen ser las claves de su éxito entre el público más joven, tratando temas como el amor-desamor-amistad desde géneros como el reggae, el rap y el dancehall, eso sí en sus perfiles más amables: él asegura que admira tanto a SFDK como a Andrés Suárez, situándose perfectamente a igual distancia de ambos. Comenzó desde la autogestión más absoluta y ahí sigue, con grabaciones caseras producidas por él mismo y con poco más de 20 años de edad, tras 'Efímero' y 'Vértigo' publica ya su tercer álbum, 'Ápices'. Un trabajo  completamente cortejado por potentes compañías cuyos cantos de sirena no ha aceptado.

Beret comenzó como todos, realizando grabaciones caseras, producto para él mismo que posteriormente empezaría a publicar en su cuenta de YouTube. Comenzó con temas inéditos, completamente ajenos a cualquier calidad audiovisual, y no sería hasta su segundo trabajo ‘Vértigo’ cuando lo plamó en formato físico.